Planning para empezar a correr puede parecer una tarea desalentadora, especialmente si nunca has puesto un pie en pista. Pero no te preocupes, el objetivo no es convertirte en un maratoniano de la noche a la mañana. De hecho, el objetivo principal es disfrutar del running y mejorar tu salud de forma segura y sostenible. Muchos se sienten intimidados por la idea de empezar a correr desde cero a los 40 o empezar a correr desde cero a los 50, pensando que la edad es un obstáculo. La realidad es que, con un enfoque gradual y una mentalidad positiva, cualquier persona puede disfrutar de los beneficios del running, sin importar su edad. Este artículo te guiará por el planning para empezar a correr, proporcionando los consejos y la estructura que necesitas para lograrlo.
El Enfoque Gradual: La Clave del Éxito
La clave para un planning para empezar a correr exitoso radica en la paciencia y las progresiones graduales. No te dejes llevar por la presión de seguir a otros o de intentar alcanzar metas imposibles. Es un proceso personal, y cada cuerpo es diferente. Comenzar con un esfuerzo excesivo puede llevar a lesiones y, por lo tanto, a la frustración y el abandono. Idealmente, las primeras sesiones deben ser cortas y de baja intensidad. Considera que el objetivo inicial es simplemente poder caminar y trotar sin sentir dolor. Escucha a tu cuerpo y responde a sus señales. Un pequeño dolor es normal, pero un dolor intenso es una señal de que debes detenerte y descansar. El objetivo es construir una base sólida y sostenible.
Rutinas para Empezar a Correr: Un Ejemplo Práctico
Un buen punto de partida podría ser una rutina de caminata y trote alternados. Podrías comenzar con 20-30 minutos, alternando 3 minutos de trote con 2 minutos de caminata. Repite esta secuencia varias veces durante la semana. Al principio, concéntrate en mantener un ritmo cómodo, donde puedas mantener una conversación. A medida que te sientas más cómodo, puedes aumentar gradualmente el tiempo de trote y reducir el de caminata. Por ejemplo, podrías intentar aumentar el tiempo de trote a 4 minutos con 1 minuto de caminata, y así sucesivamente. La clave está en avanzar a tu propio ritmo, sin presionarte. Recuerda, los primeros días, no intentes correr más de 20 minutos seguidos.
Calentamiento y Estiramientos: Prevención de Lesiones

El calentamiento previo a cada sesión de running es crucial. Esto prepara tus músculos para el esfuerzo y reduce el riesgo de lesiones. Comienza con 5-10 minutos de caminata ligera y ejercicios dinámicos como círculos de brazos, elevaciones de rodillas y balanceos de piernas. Además, asegúrate de realizar estiramientos posteriores. Lo ideal es dedicar 10-15 minutos a estirar los principales grupos musculares que se utilizan al correr, como los cuádriceps, isquiotibiales, gemelos y glúteos. Esto ayuda a mejorar la flexibilidad, reducir la tensión muscular y prevenir tirones. Los estiramientos son igual de importantes al final de la sesión, ya que los músculos estarán más tensos y propensos a sufrir lesiones.
Equipo Adecuado: Comodidad y Soporte
La elección del calzado adecuado es fundamental. Unas buenas zapatillas deportivas, diseñadas para correr, te ofrecen amortiguación, soporte y estabilidad. Visita una tienda especializada en running para que te asesoren sobre el tipo de zapatilla que mejor se adapte a tu tipo de pisada (pronadora, supinadora, neutra). Además, vístete con ropa cómoda y transpirable que te permita moverte libremente. Evita materiales que puedan causar rozaduras. El objetivo es elegir el equipo que te haga sentir cómodo y seguro. La comodidad es fundamental para disfrutar del running y evitar molestias.
Estableciendo Metas Realistas y Escucha a tu Cuerpo
Al planning empezar a correr, es importante establecer metas realistas y alcanzables. En lugar de enfocarte en alcanzar distancias cortas o tiempos específicos, concéntrate en lo que quieres lograr: mejorar tu salud cardiovascular, aumentar tu energía, reducir el estrés, etc. Al principio, celebra cada pequeño avance y no te desanimes si no ves resultados inmediatos. Lo más importante es ser constante y disfrutar del proceso. Además, siempre escucha a tu cuerpo. Si sientes dolor, detente y descansa. No te fuerces a correr si no te sientes bien. El descanso es tan importante como el ejercicio.
Encontrando Motivación y Constancia
Una de las principales dificultades para empezar a correr desde cero a los 40 o empezar a correr desde cero a los 50 es mantener la motivación y la constancia. Es por esto que es tan importante buscar un compañero de running, unirte a un grupo de running o establecer una rutina. La compañía puede ayudarte a mantener el rumbo, y el apoyo social puede levantar tu ánimo. También puedes recompensarte por tus logros, ya sean pequeños o grandes. Celebrar tus éxitos te ayudará a mantener la motivación. Recuerda que el running no se trata de ser el más rápido o el que corre más distancia, sino de disfrutar del proceso y mejorar tu salud.