Crear una guisada reconfortante y llena de sabor es una de las mayores alegrías de cocinar. No hay nada que se compare a un plato que huele a casa y que te llena de energía y bienestar. Hoy te guiaremos paso a paso para preparar una guisada de pollo y lentejas que hará las delicias de toda la familia. La clave está en la paciencia y en permitir que los sabores se desarrollen lentamente. Este plato no solo es nutritivo, sino que también es una verdadera explosión de aromas y texturas que te transportará a esos momentos cálidos y acogedores. La preparación es sencilla, pero el resultado es un manjar que quedará grabado en tu memoria.
Los Ingredientes Clave: Base de un Sabor Inigualable
La base de cualquier buena guisada son los ingredientes. Para esta receta, necesitaremos unos cuantos elementos esenciales que realmente marcarán la diferencia. El secreto de una guisada de pollo y lentejas deliciosa reside en la calidad de los componentes. Necesitarás, por supuesto, piezas de pollo (pechugas o muslos son ideales), lentejas pardinas, verduras aromáticas como cebolla, zanahoria y apio, y un buen caldo. Además, no podemos olvidar las especias y hierbas aromáticas, como laurel, tomillo, comino y pimentón, y un chorro de vino blanco, que aportará un toque extra de sabor y complejidad. Recuerda que la granza de las lentejas es tan importante como la calidad de los demás ingredientes. Un buen caldo casero es fundamental para un sabor intenso y auténtico.
Preparación del Sofrito: El Corazón de la Guisada
El sofrito es un paso crucial en la elaboración de cualquier guisada. Es la base aromática que le dará profundidad y sabor a la vez. Para preparar el sofrito para nuestra guisada de pollo y lentejas, comenzaremos cortando en dados cebolla, zanahoria y apio. En una olla grande, calentaremos un poco de aceite de oliva a fuego medio y añadiremos las verduras. Cocinaremos lentamente, removiendo con frecuencia, hasta que las verduras estén tiernas y ligeramente doradas, unos 8-10 minutos. Este paso, aunque puede parecer largo, es esencial para desarrollar los sabores base que luego se integrarán en todo el plato. No tengas prisa, ya que el objetivo es caramelizar ligeramente las verduras, maximizando su potencial gustativo.
El Pollo: Un Toque de Jugo y Sabor

Una vez que el sofrito esté listo y fragante, añadiremos las piezas de pollo en trozos medianos a la olla. Cocinaremos el pollo hasta que esté dorado por todos lados, asegurándonos de que esté bien sellado para evitar que suelte exceso de grasa durante la cocción. Este paso es importante porque añade un sabor increíble a la guisada. Una vez que el pollo esté dorado, retiraremos el exceso de grasa si es necesario. A partir de este momento, el pollo estará cocinado durante el resto del tiempo de la guisada, absorbiendo los sabores del caldo y las verduras.
Añadiendo las Lentejas y el Caldo: Un Abrazo de Sabores
Ahora es el momento de incorporar las lentejas pardinas y el caldo. Lava y selecciona cuidadosamente las lentejas, eliminando cualquier piedra o impureza. Añádelas a la olla y cubre con caldo caliente que las cubra completamente. El caldo debe ser suficiente para cubrir las lentejas y el pollo. Añade un sofrito de ajo picado para intensificar el sabor y una ramita de laurel. Lleva la guisada a ebullición, luego reduce el fuego a bajo, cubre la olla y cocina a fuego lento durante al menos una hora y media, o hasta que el pollo esté tierno y las lentejas estén tiernas.
El Toque Final: Hierbas, Especias y Vino
Durante los últimos 30 minutos de cocción, puedes añadir más especias, como comino y pimentón dulce, y un chorro de vino blanco. El vino blanco aportará un sabor complejo y ayudará a que las lentejas y el pollo se ablanden. Añade pimienta negra recién molida al final de la cocción para darle un toque brillante y fresco. Prueba la guisada y ajusta la sazón si es necesario.
Servir y Disfrutar: Un Clásico Inolvidable
Retira la ramita de laurel antes de servir. La guisada de pollo y lentejas es deliciosa servida caliente con pan para mojar en la salsa y disfrutar de cada bocado. Puedes acompañarla con arroz blanco, puré de patatas o cualquier otro guarnición que te guste. ¡Experimenta y adapta la receta a tus propios gustos! La paciencia y el tiempo de cocción lento son clave para lograr una guisada de textura y sabor irresistibles.