El nutri-score se ha convertido en un elemento omnipresente en los lineales de supermercados. Con su color verde y su promesa de facilitar la elección de alimentos saludables, es natural preguntarse si realmente estamos tomando decisiones informadas basadas en el valor nutricional, o si estamos siendo, en realidad, influenciados por una estrategia de marketing sofisticada. La confusión es comprensible ya que, con tantas opciones de alimentos disponibles, necesitamos herramientas que nos ayuden a entender qué estamos comiendo y a tomar decisiones basadas en salud. El problema surge cuando estas herramientas, aunque bien intencionadas, pueden ser manipuladas o entendidas de una manera que no refleja necesariamente la totalidad de la información nutricional de un producto. Vamos a explorar cómo funciona el sistema y si realmente nos está empujando hacia una alimentación más saludable.
El principio básico del nutri-score es bastante simple: asigna a cada producto una letra (A, B, C, D o E) en función de su perfil nutricional. Una ‘A’ indica que es el producto más saludable, mientras que una ‘E’ es la peor calificación. La escala es compleja, basándose en los niveles de azúcar, grasas saturadas, fibra, agua y micronutrientes. Esto, en teoría, permite a los consumidores comparar rápidamente productos y elegir aquellos con mejor puntuación. Sin embargo, rápidamente encontramos que el sistema se basa en simplificaciones extremas que pueden llevar a interpretaciones erróneas. La clave para entender el debate que rodea a este sistema radica en la pregunta de si realmente está fomentando una comprensión profunda de los valores nutricionales o si simplemente está utilizando un atractivo símbolo para influir en nuestras decisiones de compra.
El Diseño y la Simplificación: Un Factor Crucial
El diseño del nutri-score en sí mismo es un factor importante en su efectividad percibida. El uso de colores brillantes, iconos visualmente atractivos y un sistema de calificación legible y rápido es sin duda una forma inteligente de llamar la atención del consumidor. La idea de que la información nutricional puede ser “resumida” en un simple color y letra es atractiva para muchos, especialmente aquellos con poco tiempo para leer etiquetas de productos o que simplemente prefieren una forma rápida de tomar decisiones. Sin embargo, precisamente este enfoque en la simplicidad puede diluir la complejidad de la información nutricional. Al reducir una gran cantidad de datos a un solo número, el nutri-score puede hacer que los consumidores pasen por alto aspectos importantes de la composición de un producto, como el sodio, las grasas insaturadas, o la cantidad de fibra. Es importante recordar que la nutrición es un tema complejo, y las decisiones deben basarse en una comprensión integral de los valores nutricionales de un alimento.
Ejemplos Concretos: El Aceite de Oliva y la Confusión
Para ilustrar mejor nuestra discusión, analicemos algunos ejemplos concretos de productos y cómo el nutri-score puede generar confusión. Consideremos, por ejemplo, varios tipos de aceite de oliva. Algunos aceites de oliva virgen extra, con un sabor más intenso, pueden tener un perfil nutricional ligeramente menos óptimo (más grasas saturadas) en comparación con aceites refinados que se han procesado para alargar su vida útil. Según el nutri-score, el aceite de oliva refinado podría obtener una calificación más alta debido a la reducción de metales pesados y la textura, sin embargo, el aceite de oliva virgen extra, que prioriza la calidad y el sabor, podría obtener una calificación más baja. Esto ilustra la problemática de reducir toda la información nutricional a un único factor y, en este caso, el aceite de oliva, que es conocido por sus propiedades beneficiosas para la salud, podría ser mal clasificado. Este efecto se repite en una variedad de alimentos procesados, donde la forma en que se han ajustado las propiedades para cumplir con los criterios del sistema no necesariamente refleja su valor nutricional real.
La Influencia de la Industria Alimentaria

El debate sobre el nutri-score también aborda el potencial de manipulación por parte de la industria alimentaria. Las empresas pueden estar incentivadas a diseñar productos específicamente para obtener una buena calificación en el nutri-score, incluso si esto no significa necesariamente que sean más nutritivos en términos generales. Por ejemplo, un producto podría contener una pequeña cantidad de fibra para mejorar su puntuación, mientras que la mayor parte de su composición sigue siendo rica en azúcares añadidos y grasas saturadas. Esto plantea la pregunta de qué tan confiable es el nutri-score como guía objetiva de elección, especialmente cuando se consideran las estrategias de marketing de las empresas alimentarias, que pueden estar enfocadas en la apariencia y el atractivo visual, en lugar de en la calidad nutricional intrínseca de un producto. La transparencia en las metodologías del nutri-score y la capacidad de incorporar una gama más amplia de datos nutricionales serían cruciales para mitigar este riesgo.
Conclusión: Una Herramienta con Potencial, Pero Requiere Precaución
En definitiva, el nutri-score es una herramienta con potencial para ayudar a los consumidores a tomar decisiones más informadas sobre sus hábitos alimentarios. Sin embargo, su implementación actual y su diseño, como hemos visto, pueden ser susceptibles a la manipulación y pueden generar confusión. El nutri-score no es una solución mágica, y no debería ser la única herramienta que utilicemos al elegir alimentos. Es esencial que los consumidores sean conscientes de sus limitaciones y, sobre todo, que lean las etiquetas de productos con atención, prestando atención a los ingredientes, la cantidad de azúcar, grasas y almidones, y a la información nutricional general. Usar el nutri-score como un punto de partida, complementado por una lectura cuidadosa de la información que ofrece la etiqueta de producto, parece ser el enfoque más cauteloso y potencialmente beneficioso para nuestra salud.