Qué es la Edad Metabólica: Guía y Beneficios

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Creado por Rosa Montero

La idea de que envejecemos solo en el sentido de que nuestro cuerpo se vuelve menos eficiente, ha sido una fuente de debate en la ciencia del envejecimiento. Por mucho tiempo, la edad cronológica (el número de años que hemos vivido) fue el principal indicador de nuestra salud y capacidad física. Sin embargo, un concepto emergente, y cada vez más respaldado por la investigación, está desafiando esta visión. Este concepto se centra en lo que llamamos “edad metabólica”, una medida que refleja la verdadera forma en que nuestro cuerpo quema calorías y utiliza las reservas de energía, ofreciendo una perspectiva mucho más precisa de nuestra salud y potencial de vitalidad. La edad metabólica se concentra en la forma en que respondemos al combustible, en esencia, en cómo el cuerpo utiliza la grasa como fuente de energía.

La investigación sobre la edad metabólica surge de un entendimiento más profundo de cómo funciona el metabolismo. Ya no se trata solo de “quemar calorías”; se trata de la eficiencia con la que el cuerpo puede convertir la grasa almacenada en energía utilizable. Esta nueva perspectiva sugiere que el envejecimiento no es un proceso inevitable de declive, sino más bien una desviación de la forma en que nuestro cuerpo ha funcionado cuando éramos más jóvenes y más eficientes en la utilización de la grasa. La importancia de este concepto radica en su potencial para transformar la forma en que abordamos el envejecimiento, pasando de una visión centrada en la edad cronológica a una que se basa en la eficiencia metabólica.

¿Qué es la Edad Metabólica?

En el núcleo de la edad metabólica está el reconocimiento de que la tasa metabólica basal (TMB), esencialmente la cantidad de energía que necesitamos para mantener funciones vitales como la respiración y la circulación sanguínea, está fuertemente influenciada por la disponibilidad de glucosa y grasa como fuentes de combustible. Cuando el cuerpo tiene acceso a una buena cantidad de glucosa (azúcar) proveniente de los alimentos o del cuerpo para generar energía, la TMB tiende a ser más alta. Sin embargo, a medida que envejecemos, la capacidad de la insulina –la hormona clave que señala que la glucosa está disponible– disminuye, lo que a su vez, reduce la actividad de las enzimas que permiten que el cuerpo utilice la grasa de manera eficiente como combustible. Este es el punto crucial: una disminución en la capacidad de utilizar la grasa como energía es la principal responsable de la reducción de la TMB observada en el envejecimiento. Por lo tanto, la edad metabólica no se basa en la edad que tenemos, sino en la capacidad de nuestro cuerpo para la utilización de la grasa.

La investigación de Stephen Phinney y su equipo ha sido fundamental en la popularización de este concepto. Su trabajo ha demostrado que una persona con una edad metabólica “joven” (es decir, una buena sensibilidad a la insulina y una capacidad para oxidar grasa) puede tener un metabolismo mucho más rápido y una mayor capacidad para quemar calorías, incluso a medida que envejece cronológicamente. Este no es un proceso mágico, sino el resultado de que el cuerpo está funcionando de manera más eficiente en la utilización de sus reservas de grasa. En contraposición, una persona con una edad metabólica “vieja” tiene una resistencia a la insulina, lo que dificulta el acceso a las reservas de grasa y, como consecuencia, un metabolismo más lento.

Cómo se Mide la Edad Metabólica

La medición precisa de la edad metabólica no es un simple análisis de sangre. Se basa en la evaluación de la respuesta del cuerpo al glucosa, específicamente la forma en que el cuerpo procesa una carga de glucosa y la cantidad de grasa que se oxida como resultado. Normalmente, esto implica someterse a un estudio en un laboratorio donde se administra una dosis controlada de glucosa y se monitorean los niveles de azúcar en sangre, así como la tasa de oxidación de la grasa.

Los resultados de este estudio proporcionan un número, la “edad metabólica”, que refleja la eficiencia del cuerpo en la utilización de la grasa como combustible. Es importante tener en cuenta que este número no es una prueba definitiva de la salud general, pero sí ofrece una ventana a la eficiencia metabólica, y es un indicador de cómo el cuerpo va a responder a las estrategias de entrenamiento y nutrición. Además, el estudio a menudo implica un seguimiento de la sensibilidad a la insulina, un factor clave en la prevención de enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes tipo 2. Se observa cómo el cuerpo reacciona ante el estímulo de la glucosa y se determina el grado de sensibilidad de las células a la insulina.

Beneficios de Conocer tu Edad Metabólica

Un espacio tranquilo, cálido y natural

Comprender tu edad metabólica puede abrir las puertas a una vida más saludable y activa. Al conocer tu número, puedes diseñar estrategias de alimentación y ejercicio que estén específicamente adaptadas para optimizar tu metabolismo y mejorar tu salud. Por ejemplo, si tienes una edad metabólica “vieja”, se recomienda una dieta rica en grasas saludables y proteínas, y un entrenamiento de alta intensidad que promueva la oxidación de la grasa.

En contraste, si tienes una edad metabólica “joven”, puedes seguir una dieta equilibrada y mantenerte activo para mantener la eficiencia metabólica. En ambos casos, el objetivo es mejorar la sensibilidad a la insulina y facilitar la oxidación de la grasa, lo que puede ayudar a prevenir enfermedades relacionadas con la edad y promover un envejecimiento saludable. Además, al conocer tu edad metabólica, puedes trabajar con un profesional de la salud para desarrollar un plan personalizado que aborde tus necesidades individuales y te ayude a alcanzar tus objetivos de salud.