El sector del aceite de oliva en España ha estado envuelto en una polémica que ha sacudido a productores, consumidores y al propio mundo del aceite. La revelación de la presencia masiva de aceite lampante en marcas de aceite de oliva virgen extra ha puesto en cuestión la integridad del producto y la confianza en la denominación “virgen extra”. La situación, que se ha mantenido oculta durante décadas, culminó en una investigación que ha destapado una compleja red de intermediarios y alambiques, exponiendo una práctica que ha desvirtuado la identidad del aceite español y ha generado graves consecuencias económicas y de reputación. El debate sobre la seguridad y la idoneidad para el consumo de estos aceites lampantes se ha intensificado, convirtiéndose en un tema central en la discusión sobre la calidad del aceite de oliva español. La persistencia de esta adulteración, a pesar de los esfuerzos regulatorios, ha generado una profunda preocupación sobre la transparencia y la seguridad alimentaria. El impacto de la presencia de aceites lampantes en los aceites de oliva virgen extra es un tema que requiere una comprensión profunda de las implicaciones para los consumidores y para el sector en su conjunto.
La Profundidad del Problema: El Aceite Lampante en el Sector
Durante décadas, la industria del aceite de oliva ha sido escenario de una práctica encubierta: la mezcla de aceite lampante con aceite de oliva virgen extra. El aceite lampante, un subproducto del refinado del aceite de oliva, se ha utilizado tradicionalmente en la fabricación de jabones y lubricantes. Sin embargo, su venta como aceite de oliva virgen extra ha sido una práctica generalizada, aprovechando la falta de controles rigurosos y la dificultad inherente para distinguir entre ambos aceites. La complejidad radica en que el aceite lampante se puede consumir legalmente, siempre y cuando se identifique correctamente como tal, pero su inclusión en aceites etiquetados como virgen extra desvirtúa la calidad y el valor agregado de estos productos. La magnitud del problema es alarmante; el estudio de 2018 reveló que más del 70% del aceite virgen extra comercializado en España era en realidad aceite lampante se puede consumir, lo que pone en riesgo la percepción del consumidor y la integridad del sector.
¿Qué es el Aceite Lampante y por Qué se Añade al Aceite de Oliva?
Para entender la magnitud de la problemática, es crucial comprender qué es el aceite lampante se puede consumir y por qué se ha utilizado para adulterar el aceite de oliva virgen extra. El aceite lampante se puede consumir cuando se identifica y se vende como tal. Este aceite, una secreción natural del olivo durante la floración, se considera un subproducto secundario del proceso de obtención del aceite de oliva. Tradicionalmente, ha sido utilizado para la fabricación de jabones, lubricantes, y en algunos casos, también para la alimentación de animales. La dificultad reside en que, durante el proceso de refinado, se obtienen residuos que, aunque técnicamente aptos para el consumo, su mezcla con aceite de oliva virgen extra oculta una serie de diferencias significativas en sabor, aroma y calidad nutritiva, generando una pérdida de valor en el aceite virgen extra. La producción de aceites lampantes no implica un daño al olivo, y en términos técnicos, es un subproducto que se puede utilizar en otros procesos industriales.
La Falta de Trazabilidad y Control de Calidad

Uno de los factores clave que ha facilitado la perpetuación de esta práctica fraudulenta es la falta de trazabilidad en la cadena de suministro. La dificultad para rastrear el origen del aceite, desde el olivo hasta el alambique, ha permitido que los intermediarios y algunos alambiques manipulen la información, ocultando la presencia de aceites lampantes en los aceites virgen extra. Esta falta de transparencia se ha visto agravada por la insuficiencia de controles de calidad en muchas etapas del proceso productivo. Si bien existen normas y certificaciones de calidad, su aplicación y supervisión han sido, en ocasiones, laxas, permitiendo el paso de productos adulterados al mercado. La dificultad para distinguir entre el aceite lampante se puede consumir y el aceite virgen extra se debe principalmente a las similitudes entre ambos aceites, especialmente si el proceso de elaboración del aceite virgen extra no es suficientemente riguroso.
El Impacto en los Consumidores y el Sector
La presencia de aceites lampantes en los aceites de oliva virgen extra ha tenido un impacto significativo tanto en los consumidores como en el sector. Para los consumidores, supone un riesgo, ya que estos aceites tienen un valor nutritivo inferior y un sabor y aroma menos intensos. Además, la adulteración genera una sensación de desconfianza en la marca y en el producto. Para el sector, la problemática ha generado pérdidas económicas para los productores, un daño a la reputación del aceite español y un aumento de la incertidumbre para los consumidores. La persistencia de esta práctica fraudulenta también dificulta la diferenciación entre aceite de calidad y aceite adulterado, erosionando la confianza en la marca y en la denominación “virgen extra”.
Conclusión: Un Nuevo Capítulo para la Calidad del Aceite Español
La revelación de la adulteración del aceite de oliva virgen extra con aceite lampante ha puesto de manifiesto una crisis de confianza que exige una revisión profunda de las prácticas y controles en todo el sector. La implementación de sistemas de trazabilidad robustos, un control de calidad más riguroso y una mayor transparencia en la cadena de suministro son elementos clave para garantizar la seguridad alimentaria y la integridad del aceite de oliva español. Es fundamental que se tomen medidas concretas para proteger a los consumidores, garantizar la calidad del producto y recuperar la confianza en la denominación «virgen extra». La situación es un llamado a la acción para toda la industria, los consumidores y las autoridades reguladoras, con el objetivo de construir un futuro para el aceite de oliva español basado en la calidad, la transparencia y la confianza.