En un mundo obsesionado con la optimización del rendimiento físico, surgieron diversas técnicas para maximizar los resultados de nuestro entrenamiento. Una que ha cobrado popularidad es correr en ayunas.
Pero, ¿correr en ayunas es bueno? Más allá de las promesas populares, hay beneficios y riesgos reales relacionados con este método que debemos considerar cuidadosamente. En este artículo, exploraremos a fondo los aspectos positivos y negativos del correr en ayunas, brindando información precisa para ayudarte a tomar una decisión informada sobre si esta práctica se ajusta a tus objetivos y necesidades.
¿Cómo funciona el cuerpo al correr en ayunas?
El término «entrenar en ayunas» se refiere a practicar ejercicio físico después de un periodo de ayuno prolongado, generalmente durante la madrugada o por la mañana antes del desayuno. Al ejercitarse en este estado, nuestro cuerpo recurre predominantemente a sus reservas de grasa como combustible energético, puesto que no hay glucosa disponible proveniente de los alimentos. Esta utilización mayormente de grasas se debe a una hormona llamada cortisol, que se eleva naturalmente al despertar y estimula la lipólisis, es decir, la ruptura de las grasas almacenadas para generar energía.
Esquema 10: Máxima Fuerza en 40 Minutos es un entrenamiento HIIT que combina ejercicios con discos de pesas con intensidades elevadas, para desafiar al cuerpo y maximizar la fuerza en solo 40 minutos.
Beneficios del entrenamiento en ayunas
Correr en ayunas, si bien puede parecer contraintuitivo, presenta varios beneficios potenciales para quienes lo practican con consistencia:
- Mayor quema de grasa: Al utilizar predominantemente ácidos grasos como combustible energético, correr en ayunas es bueno para quemar reservas grasas.
- Mejor sensibilidad a la insulina: Algunos estudios sugieren que el entrenamiento en ayunas puede mejorar la capacidad del cuerpo para responder a la insulina, lo que puede ser beneficioso para prevenir o controlar la diabetes tipo 2.
- Aumento de norepinefrina y orexinas: Estas hormonas se elevan al entrenar en ayunas, lo que podría contribuir a un mejor estado de alerta, mayor concentración y enfoque durante el ejercicio.
- Potencial mejora del rendimiento en deportes de fuerza o velocidad: La oleada de orexinas puede aumentar la potencia y la capacidad explosiva, mejorando así el rendimiento en estos tipos de disciplinas deportivas.
Aspectos a considerar al correr en ayunas
Es importante recordar que correr en ayunas no es una solución mágica para la pérdida de grasa corporal. Una dieta hipocalórica equilibrada y un consumo adecuado de proteínas son esenciales para maximizar los resultados.
- Riesgos de depleción: Si bien correr en ayunas puede ser beneficioso, existe el riesgo de depleción de glucógeno muscular si no se consume suficiente carbohidratos después del ejercicio. Una buena estrategia es incorporar un snack rico en carbohidratos complejos al finalizar la sesión de entrenamiento.
- Posible efecto negativo en deportes de resistencia: La evidencia científica sobre el impacto del entrenamiento en ayunas sobre la resistencia es aún incierta. Algunos estudios sugieren que puede ser perjudicial para pruebas de larga duración, debido a la limitación de combustible disponible durante la actividad física.
Conclusiones
Salir a correr en ayunas puede tener beneficios y riesgos considerables. Si bien puede potenciar la quema de grasa y mejorar el rendimiento en determinadas disciplinas deportivas, también presenta riesgos como la depleción glucogénica y posibles efectos negativos en deportes de resistencia.
Al decidir si correr en ayunas es bueno para ti, considera tu nivel de condición física, tus objetivos deportivos y las particularidades de tu cuerpo. Además, es fundamental un seguimiento personalizado por profesionales del deporte o nutricionistas para optimizar la estrategia y garantizar una práctica segura y efectiva.
¿Cuándo se utiliza grasa como combustible?
La utilización de grasa como combustible durante el ejercicio está influenciada por varios factores, siendo uno de los más importantes la intensidad y duración del mismo.
Cuando se realiza actividad física de baja a moderada intensidad, el cuerpo tiende a utilizar una combinación de glucosa (proveniente de los carbohidratos) y grasas como fuente de energía. Sin embargo, al aumentar la intensidad del ejercicio, este uso cambia gradualmente. A intensidades elevadas, como en sprints o carreras intensas, el cuerpo se vuelca principalmente hacia la glucosa como combustible debido a su mayor disponibilidad y rápida oxidación, siendo el entrenamiento por intervalos de alta intensidad un ejemplo donde esto ocurre.
La composición corporal también juega un papel crucial. Personas con mayor porcentaje de grasa corporal tienden a utilizar grasas como fuente energética con mayor rapidez que aquellos con menor porcentaje. Esto se debe a la mayor facilidad para movilizar ácidos grasos almacenados en el tejido adiposo. En cambio, las personas con bajo porcentaje de grasa (menos del 15% en hombres y 22% en mujeres) pueden tener dificultades para acceder a estas reservas de energía y recurrir más a la glucosa como combustible principal.
El efecto del ayuno

Correr en ayunas intensifica el uso energético de las grasas debido a la ausencia de glucosa proveniente de los alimentos. Como mencionamos anteriormente, el cortisol, que se eleva al despertar, impulsa la lipólisis y facilita la liberación de ácidos grasos para su utilización como combustible. Esta práctica no implica una pérdida automática de grasa corporal sin un déficit calórico general en la dieta diaria.
Es importante comprender que correr en ayunas, si bien puede ayudar a aumentar la utilización de grasas, no es un método mágico para eliminar el exceso de peso sin un plan nutricional equilibrado y la combinación con actividades físicas de diversa intensidad.
Cortisol en ayunas
El cortisol juega un papel importante en nuestro metabolismo energético, especialmente al empezar el día. Este hormona se produce naturalmente en mayor cantidad por la mañana como parte del ciclo circadiano, preparándonos para despertar y enfrentar los desafíos del día. Efectivamente, el cortisol durante el período de ayuno o al despertar puede aumentar la sensación de alerta y promover la liberación de glucosa desde el hígado para proporcionar energía inmediata.
El aumento en niveles de cortisol por la mañana tiene importantes consecuencias para la utilización de grasas:
En primer lugar, estimula la lipólisis, es decir, la ruptura de las grasas almacenadas en los tejidos adiposos para liberar ácidos grasos que pueden ser utilizados como combustible energético durante el ejercicio. Esto hace que correr en ayunas sea más eficiente para quemar grasa debido a la mayor disponibilidad de ácidos grasos en el torrente sanguíneo.
Sin embargo, es crucial comprender que este efecto del cortisol se compensa gradualmente a lo largo del día con un mayor uso de glucosa como fuente de energía. Si bien correr en ayunas promueve la lipólisis por la mañana, durante el resto del día el cuerpo tiende a utilizar principalmente la glucosa proveniente de los alimentos para su funcionamiento y actividad física.
El ejercicio mandibular se ha convertido en una práctica popular para aliviar tensiones en la mandíbula y los músculos faciales. Realizar estiramientos y movimientos controlados puede fortalecer los músculos de la masticación, mejorar la función del movimiento, y reducir el dolor, tensión y estrés asociado con la vida moderna. Para explorar diferentes tipos de ejercicios mandibulados e información adicional, visita ejercicio mandibula.
Porcentaje de grasa corporal
El porcentaje de grasa corporal se refiere a la proporción de masa grasa total en relación con toda la masa corporal.
Es una medida importante ya que el exceso o la falta de grasa corporal pueden tener implicancias negativas para la salud.
Para menes:
- Porcentajes entre 10% y 25%: considerado saludable, para hombres activos
- Porcientajes inferiores a 10%: puede indicar subnutrición o una dieta errónea en el caso de personas sanas
Porcentaje superiores a 25%: se considera obesidad leve
Para mujeres:
- Porcentajes entre 23% y 36%: considerado saludable, para mujeres activas.
- Porcentajes inferiores al 23%: puede indicar subnutrición o una dieta errónea en el caso de personas sanas.
- Porcentaje superiores a 36%: se considera obesidad leve
Es importante recordar que estos rangos son aproximados y pueden variar según factores como la genética, la edad, el nivel de actividad física y el estilo de vida.
Aspectos de la grasa corporal en el desempeño físico
El porcentaje de grasa corporal influye en el rendimiento deportivo de diversas formas:
- Menos grasa corporal permite una mayor eficiencia del ejercicio.
Las personas con menor porcentaje de grasa corporal tienden a tener una mejor capacidad cardiovascular, lo que significa que pueden transportar oxígeno y nutrientes más eficientemente hacia los músculos durante el entrenamiento.
- Mayor densidad muscular: Una menor cantidad de grasa corporal puede contribuir
a una mayor masa muscular, lo que permite un mejor desarrollo de la fuerza, potencia y velocidad.
Con respecto a la utilización de grasa como combustible al correr, las personas con mayor porcentaje de grasa corporal comienzan a utilizar ácidos grasos como fuente energética más rápidamente durante actividades físicas moderadas. No obstante, es crucial recordar que el uso de ácido grasos como combustible dependerá principalmente del nivel de intensidad del ejercicio
En cualquier caso, mantener un porcentaje de grasa corporal saludable es fundamental para la salud y el bienestar general, así como para alcanzar el máximo potencial en el rendimiento físico.
Riesgo de pérdida muscular
Correr en ayunas, si bien puede tener beneficios como la quema de grasa, también conlleva el riesgo de pérdida muscular si no se toman precauciones adecuadas.
Este riesgo se debe principalmente a que cuando las reservas de glucosa son limitadas, como ocurre durante el ayuno, el cuerpo puede recurrir a la catabolismo proteico para obtener energía adicional. Esto significa que, bajo ciertas condiciones, el tejido muscular puede desgastarse y perder masa si no se proporciona suficiente proteína a través de la dieta.
Medidas para minimizar el riesgo:

- Consumo adecuado de proteínas: Asegurarse de consumir suficientes proteínas antes o después del entrenamiento para ayudar en la reparación y construcción muscular.
- Combinación con otros ejercicios: Incorporar entrenamiento de fuerza para estimular la síntesis proteica y potenciar la retención muscular.
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Periodos de ayunos controlados: Evitar el ayuno prolongado sin una nutrición adecuada. Si decides correr en ayunas, elige entrenamientos de corta o media duración (30-60 minutos).
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Escuchar al cuerpo: Prestar atención a señales de fatigabilidad excesiva, debilidad muscular o falta de energía que podrían indicar un deficiencia proteica o sobreentrenamiento.
Recuerda que mantener una dieta equilibrada rica en proteínas y carbohidratos, junto con una buena planificación del entrenamiento, son claves para minimizar el riesgo de pérdida muscular al correr en ayunas.
Rendimiento deportivo
El rendimiento deportivo puede verse afectado por diversos factores, incluyendo la composición corporal (porcentaje de grasa corporal), la capacidad energética, la adaptación a diferentes tipos de entrenamiento y estrategia competitiva.
Correr en ayunas puede, en algunos casos, mejorar la utilización de grasas como combustible durante el ejercicio, pero su impacto directo en el rendimiento deportivo es complejo y sujeto a debate.
Algunos estudios sugieren que correr en ayunas puede:
- Aumentar la quema calórica: Al estimular la lipólisis (quema de grasa), se pueden quemar más calorías durante el entrenamiento.
Pero también hay limitaciones:
-
Reducción del rendimiento de alta intensidad: La falta de glucosa disponible puede afectar la capacidad para realizar esfuerzos máxima o sprints intensos, ya que este tipo de actividad requiere energía rápida proveniente principalmente de los carbohidratos almacenados.
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Efectos psicológicos y perceptivos: El cansancio relacionado al ayuno puede afectar la concentración, motivación y resistencia mental durante el entrenamiento o competencia.
Conclusión:
Correr en ayunas no es una estrategia universalmente beneficiosa para mejorar el rendimiento deportivo. Su efectividad depende del tipo de actividad física (intensidad, duración), la preparación previa del atleta, sus objetivos individuales y preferencias personales.
Es crucial considerar que un plan nutricional adecuado, con una buena ingesta de carbohidratos y proteínas según las necesidades energéticas y objetivos del deportista, suele ser fundamental para el rendimiento óptimo en la mayoría de deportes.
Deportes de fuerza o velocidad
En deportes que exigen fuerza o velocidad explosiva, como levantamiento de pesas, atletismo (sprints), o deportes de combate, correr en ayunas generalmente no es recomendable.
Los altos niveles de intensidad y requerimientos energéticos demandan una rápida disponibilidad de glucosa para la contracción muscular.
Correr en ayunas podría resultar en:
- Desempeño reducido: La falta de glucosa puede limitar la potencia y rapidez, impactando directamente en el levantamiento, sprints o golpes.
- Mayor riesgo de lesiones: Músculos fatigados y con menor disponibilidad de energía son más propensos a sufrir lesiones durante ejercicios intensos.
Si se elige correr en ayunas para deportes de fuerza o velocidad, es fundamental:
- Corta duración: Idealmente, sesiones inferiores a 30 minutos, para minimizar el impacto sobre la capacidad de contracción muscular y rendimiento máximo.
- Repuesta rápida: Consumir una ingesta rica en carbohidratos y proteínas inmediatamente después del ejercicio para reabastecer las reservas energéticas y favorecer la recuperación muscular.
Recomendamos optar por una estrategia que priorice la nutrición adecuada para estos deportes, con un consumo equilibrado de carbohidratos, proteínas y grasas.
Consultar a un nutricionista deportivo o entrenador especializado puede ayudar a determinar la mejor estrategia nutricional individualizada según cada deportista y sus necesidades.
Deportes de resistencia
En deportes de resistencia como maratones, ciclismo o triatlón, correr en ayunas puede tener efectos más variables y menos negativos que en deportes de fuerza o velocidad.
Algunos beneficios potenciales para la resistencia:
- Aumento del uso de grasa:
Correr durante el periodo de ayuno induce una mayor utilización de ácidos grasos como fuente de energía, lo cual puede ser beneficioso para maratones o carreras de larga duración cuando las reservas de glucógeno son importantes.
- Mejora en la eficiencia: Algunos atletas encuentran que correr en ayunas los hace sentir más ligeros y optimiza su metabolismo energético.
Sin embargo, también hay consideraciones importantes:
* Tolerancia individual: No todos los atletas se adaptan bien al correr en ayunas; algunos pueden experimentar fatiga prematura, náuseas o bajón de energía durante la actividad.
* Duración del entrenamiento: Correr en ayunas es más tolerable para entrenamientos moderadamente exigentes y de duración relativa (60-90 minutos), pero no se recomienda para sesiones largas e intensas sin una planificación específica con nutrición previa o durante el ejercicio.
Recomendaciones generales:
- Práctica gradual: Incorporar correr en ayunas de forma progresiva, comenzando con periodos cortos y aumentando gradualmente la duración según tolerancia personal.
- Escucha al cuerpo: Si se experimentan síntomas molestos como fatiga excesiva, dolor abdominal o mareos, detener el entrenamiento e ingerir alimentos o bebidas energéticas.
Combinar correr en ayunas con un plan nutricional adecuado es fundamental para optimizar los resultados y minimizar los riesgos.
Es recomendable consultar a un nutricionista deportivo o entrenador especializado para determinar una estrategia individualizada según las necesidades específicas de cada atleta.
Adaptación individual
Tienes razón, la adaptación al correr en ayunas es altamente individual.
No existe una respuesta universal sobre si funciona mejor para una persona u otra. Muchos factores influyen en cómo el cuerpo responde:
- Genética: Algunas personas naturalmente tienen un metabolismo que utiliza más grasas como combustible.
- Nivel de adiposidad: Aquellas con mayor porcentaje de grasa corporal pueden acceder a esa reserva energética más fácilmente durante el ayuno.
- Experiencia en entrenamiento: Los atletas que ya corren regularmente, tienen mayor capacidad para adaptar su metabolismo.
Factores a considerar individualmente:
- Nivel de intensidad y duración del entrenamiento: Correr más rápido o por más tiempo suele requerir más glucosa, haciendo que el ayuno sea menos efectivo.
- Goals personales: Si se busca mejorar la oxidación grasa (quemar más grasa durante el ejercicio), puede ser beneficioso. Pero para fuerza o velocidad pura, es menos relevante.
En lugar de una regla general, se debe enfocar en:
- Automonitorización: prestar atención a cómo se siente el cuerpo al correr en ayunas, ajustando la duración y intensidad según sea necesario.
- Experimentación consciente: probar con periodos cortos de ayuno antes del entrenamiento para observar las sensaciones.
- Nutrición estratégica: Una dieta equilibrada incluso sin entrenar en ayunas es fundamental: priorizar carbohidratos complejos, proteínas y grasas saludables.
La adaptabilidad al correr en ayunas depende mucho de cada persona, no hay una verdad absoluta. Escuchar a su cuerpo y experimentar con conciencia es crucial para encontrar lo que funciona mejor.
Conclusión
Correr en ayunas puede tener beneficios e inconvenientes dependiendo del tipo de deportes, objetivos individuales, tolerancia personal y planificación nutricional.
No existe una solución única: La adaptabilidad al ayuno durante el ejercicio es altamente individual y depende de factores genéticos, nivel de adiposidad, experiencia atlética y metas específicas.
Recomendaciones generales:
* Automonitorización: Escucha a tu cuerpo y ajusta la duración e intensidad del entrenamiento según tus sensaciones.
* Experimentación consciente: Prueba periodos cortos de ayuno antes del ejercicio para observar cómo te sientes.
* Nutrición estratégica: Prioriza una dieta equilibrada con carbohidratos complejos, proteínas y grasas saludables, incluso si no entrenas en ayunas.
Consulta a un nutricionista deportivo o entrenador especializado para obtener guía personalizada según tus necesidades específicas.
Recuerda que la clave reside en encontrar lo que funciona mejor para ti, teniendo en cuenta tus objetivos individualizados y la adaptación de tu cuerpo.