La práctica regular del ejercicio físico es fundamental para mantener una buena salud física y mental. Nos ayuda a fortalecer los músculos, mejorar la resistencia cardiovascular, controlar el peso y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, es importante recordar que el exceso en el entrenamiento puede ser perjudicial para nuestro cuerpo.
En este artículo vamos a explorar un fenómeno especialmente peligroso conocido como rabdomiólisis, también llamada agüijetas fiebre. Esta condición se produce cuando nos sometemos a un esfuerzo excesivo durante la actividad física, provocando daños en los músculos y liberando sustancias potencialmente nocivas al torrente sanguíneo. Aprenderemos sobre las causas, síntomas, consecuencias y cómo prevenir este problema para que puedas disfrutar de tus entrenamientos sin poner en riesgo tu salud.
Definición de rabdomiólisis
La rabdomiólisis es una enfermedad relativamente rara que afecta a las células musculares, causando su destrucción y liberación de contenido intramuscular al torrente sanguíneo. Imagina a tus músculos como pequeñas fábricas que funcionan para producir energía durante el movimiento. En ocasiones, un esfuerzo excesivo puede dañar estas fábricas, rompiendo sus paredes y liberando los componentes internos, incluyendo mioglobina, creatinina quinasa (CK) y otros elementos al sistema circulatorio.
Este proceso es como si alguien rompiera un vaso de vidrio; el contenido se esparcirá por todo. De igual forma, la mioglobina, una proteína responsable del color rojo de los músculos, puede ser tóxica en grandes cantidades, sobrecargando los riñones y causando daño renal. La creatinina quinasa (CK) es una enzima que aumenta en sangre cuando hay ruptura muscular. Un aumento significativo de CK indica rabdomiólisis y se utiliza como indicador diagnóstico.
La gravedad de la rabdomiólisis puede variar desde leve hasta grave, dependiendo del grado de daño muscular y la rapidez con la que se obtenga atención médica. En casos graves, la mioglobina puede obstruir los vasos sanguíneos, causando problemas circulatorios y complicaciones potencialmente letales.
Factores de riesgo
La rabdomiólisis no solo ocurre por el ejercicio intenso. Una serie de factores pueden aumentar el riesgo de sufrir este proceso:
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Esfuerzo excesivo durante la actividad física:
El factor más común que induce rabdomiólisis es una actividad física intensa o prolongada en personas no entrenadas o que desconocen su propia capacidad. Esto puede incluir carreras extremas, entrenamiento físico muy intenso, o incluso actividades como levantar objetos pesados de forma incorrecta. -
Calor extremo: La deshidratación y el calor excesivo durante la actividad física pueden predisponer a la rabdomiólisis, ya que dificultan la función renal normal.
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Lesiones musculares: Un golpe directo en los músculos o una elongación pueden aumentar el riesgo de daño muscular y, por lo tanto, del desarrollo de rabdomiólisis.
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Desnutrición: Una deficiencia nutricional puede debilitar los músculos y hacerlos más susceptibles a la lesión.
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Uso de ciertos medicamentos: Algunos fármacos, como estatinas y antibióticos macrolidos, pueden aumentar el riesgo de rabdomiólisis.
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Enfermedades específicas: Algunas enfermedades genéticas o preexistentes, como distrofia muscular, pueden predisponer a individuos a sufrir rabdomiólisis con menor esfuerzo físico.
Síntomas de la rabdomiólisis
La detección temprana de la rabdomiólisis es clave para evitar complicaciones graves. Es importante prestar atención a los siguientes síntomas que pueden indicar un problema:
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Dolor muscular intenso y persistente: Uno de los síntomas más característicos es el dolor musculoesquelético, que puede ser agudo o sordo, acompañado de rigidez e incomodidad al mover los músculos afectados.
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Molestias en las articulaciones: Aunque la rabdomiólisis afecta principalmente a los músculos, la inflamación y el daño muscular también pueden extenderse afectando las articulaciones cercanas.
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Fiebre que aparece sin un claro motivo: El calor corporal puede ser indicador de infección asociada a la lesión o respuesta inflamatoria del cuerpo ante la liberación de mioglobina en la sangre.
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Fatiga extrema: La fatiga intensa y inexplicable, acompañada por debilidad muscular generalizada, es otro síntoma común asociado con la rabdomiólisis.
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Calambres musculares recurrentes: Los calambres son contracciones involuntarias y dolorosas de los músculos. En la rabdomiólisis, estos pueden ser más frecuentes e intensos.
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Hinchazón en las piernas o las manos: La acumulación de líquido debido a la inflamación y el daño renal puede causar hinchazón en zonas del cuerpo.
- Náuseas vómitos: Los síntomas gastrointestinales como náusea y vómito pueden acompañar a la rabdomiólisis, aunque no siempre son comunes.
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Aumento a los niveles de orina (poliuria): Una necesidad frecuente para orinar indica que el cuerpo intenta eliminar las toxinas y productos de desecho generados por la ruptura muscular.
En caso de presentar alguno de estos síntomas después de una sesión de ejercicio intensa, consulta médicamente de inmediato. Un diagnóstico temprano permite un tratamiento adecuado y evita complicaciones como daño renal o insuficiencia cardíaca.
El GABA (ácido gamma-aminobutírico) es un neurotransmisor inhibidor que juega un papel crucial en la regulación del sistema nervioso, promoviendo relajación, sueño y reducción del estrés. Sus beneficios incluyen una mejora en la calidad del sueño, disminución de la ansiedad, control de la presión arterial y alivio de dolores musculares. Se recomienda consultar con un profesional de la salud para determinar la dosis adecuada, ya que puede variar según las necesidades individuales. Algunos estudios sugieren que tomar GABA alrededor de 30 minutos antes de dormir puede ayudar a promover una mejor calidad del sueño, similar a lo indicado en a que hora se toma el gaba. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el GABA no es adecuado para todas las personas y puede interactuar con ciertos medicamentos. Es fundamental consultar con un médico antes de comenzar cualquier suplementación con GABA.
Causas de la rabdomiólisis

Como ya mencionamos, un esfuerzo excesivo durante la actividad física es una causa principal de rabdomiólisis. Esto se puede deber a varios factores:
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Entrenamiento intenso sin calentamiento adecuado: Saltarse el calentamiento antes del ejercicio nos deja vulnerable al daño muscular porque los músculos no están preparados para el esfuerzo súbito. El calentamiento ayuda a aumentar la temperatura corporal, flujo sanguíneo y elasticidad muscular, reduciendo así el riesgo de lesiones durante el ejercicio.
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Aumento repentino en intensidad o duración: Incrementar drásticamente la intensidad o duración del entrenamiento sin un periodo de adaptación pone a los músculos a prueba de manera excesiva, sobrepasando su capacidad para generar energía y adaptarse al esfuerzo.
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Utilizar ejercicios con malas técnicas: Realizar movimientos incorrectos durante el ejercicio puede provocar daños musculares específicos.
Es crucial prestar atención a la técnica utilizada en cada ejercicio para asegurarnos de que se está realizando de forma correcta y eficiente, evitando sobrecargar músculos o articulaciones.
- Deshidratación: La deshidratación reduce la capacidad del cuerpo para regular la temperatura y eliminar las sustancias de desecho generadas por el esfuerzo físico. Esto afecta directamente a los músculos, haciéndolos más susceptibles al daño y al desarrollo de rabdomiólisis.
- Temperatura inadecuada: El calor extremo durante la actividad física puede empeorar la deshidratación y aumentar la presión sobre los músculos. Es importante mantener una buena hidratación y buscar refugio en lugares frescos cuando sea necesario para evitar el golpe de calor.
Prevención de rabdomiólisis
La prevención de la rabdomiólisis se centra principalmente en realizar ejercicio físico con responsabilidad y conciencia del cuerpo:
- Calentamiento:
Una rutina de calentamiento adecuada al menos de 5–10 minutos antes cada actividad física es fundamental para preparar los músculos para el esfuerzo. Inicia con movimientos suaves para aumentar el flujo sanguíneo, seguido de ejercicios dinamicos que involucren las articulaciones y músculos que se utilizarán en la sesión principal.
- Aumento gradual del entrenamiento:
No intentes hacer demasiado de golpe. Incrementa la intensidad o duración del ejercicio gradualmente, permitiendo al cuerpo adaptarse día a día para evitar sobrecarga muscular y lesiones. El principio fundamental es «menos es más» cuando aumenta el nivel de exigencia física.
- Hidratación adecuada: Beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio es crucial para prevenir la deshidratación que puede contribuir al desarrollo de rabdomiólisis. Escucha a tu cuerpo y bebe lo que necesites.
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Respeto por tus límites: Presta atención a las señales de dolor o fatiga. No ignores las molestias ni fuerces tu cuerpo más allá de sus capacidades el día. Es mejor descansar cuando sea necesario para recuperar y evitar lesiones a largo plazo.
- Nutrición balanceada: Una dieta rica en proteínas, carbohidratos complejos y omega-3 apoya la reparación muscular y previene debilidad.
Las frutas y verduras frescas proporcionan vitaminas y minerales esenciales para una recuperación óptima
- Elegir el entrenamiento adecuado:
Evalúa tu nivel de condición física y experiencia antes de iniciar un nuevo programa. Comienza con actividades de bajo impacto si eres principiante o retomas la actividad física después de un tiempo inactivo .
Síntomas de la rabdomiólisis
Los síntomas de la rabdomiólisis pueden variar desde leves hasta graves.
Aquí hay algunos:
- Dolor muscular intenso y persistente: Uno de los síntomas más característicos, que puede ser profundo, sordo o agudo, acompañado de rigidez e incomodidad al mover los músculos afectados.
- Fatiga extrema: Weakness, tiredness, and a lack of energy despite resting.
- Fiebre: Una temperatura corporal elevada sin otra causa evidente puede indicar que el cuerpo está luchando contra la inflamación y daño.
- Molestias en las articulaciones: Puede haber dolor e hinchazón alrededor de las articulaciones debido a la inflamación generalizada.
Otros síntomas:
- Hinchazón en los pies, tobillos o manos (retención de líquidos).
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Náuseas y/o vómitos:
Aumento en la frecuencia orina: El cuerpo puede intentar eliminar toxinas a través de la orina, resultando en poliuria.
Importante: Si experimentas alguno de estos síntomas después de un entrenamiento intenso o cualquier actividad física inusual, busca atención médica de inmediato.
Complicaciones potencialess

Las consecuencias de la rabdomiólisis no se deben tomar a la ligera, ya que pueden ser graves y poner en riesgo la salud si no se trata adecuadamente.
Aquí te menciono algunas complicaciones potenciales:
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Daño renal: La mioglobina liberada por los músculos puede obstruir los túbulos renales, impidiendo el filtrado de la sangre y provocando insuficiencia renal aguda. Esta condición es potencialmente mortal y requiere atención médica urgente.
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Arritmias cardiacas: La mioglobina puede afectar el funcionamiento del corazón, aumentando el riesgo de arritmias (latidos cardiacos irregulares) graves que pueden amenazar la vida.
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Mioglobinuria: La acumulación de mioglobina en la sangre puede causar una coloración oscura o rojiza en la orina.
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Compensación renal: Aunque se haya evitado la insuficiencia renal aguda, la rabdomiólisis puede ocasionar daño a largo plazo en los riñones (nefritis crónica).
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Demencia: En casos graves de rabdomiólisis, el cuerpo pudiera liberar sustancias tóxicas que pueden afectar el cerebro y causar demencia.
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Estas son algunas de las posibles complicaciones. La gravedad de la situación depende tanto del nivel de daño muscular como de factores individuales como la salud preexistente, la edad y la hidratación.
Es importante recordar que cualquier caso de sospechar rabdomiólisis debe ser tratado con urgencia médica para evitar consecuencias a largo plazo.
Prevención de la rabdomiólisis
Aquí tienes una lista de medidas preventivas para reducir el riesgo de desarrollar rabdomiólisis:
- Calentamiento adecuado: Realiza 5 a 10 minutos de ejercicios suaves antes de cualquier actividad física intensa. Ejercicios dinámicos como rotaciones de hombros, caderas y piernas pueden ser eficaces.
- Progreso gradual: Aumenta la intensidad y duración del entrenamiento de manera gradual, evitan el esfuerzo excesivo repentino en tus músculos.
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Hidratación constante: Bebe suficiente agua antes, durante y después del ejercicio físico para evitar la deshidratación. Una buena hidratación ayuda a regular la temperatura corporal y a eliminar las sustancias de desecho producidas por el músculo.
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Evita temperaturas extremas: Si es posible, realiza ejercicios en ambientes moderados y evita entrenar bajo el sol abrasador durante horas.
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Técnica correcta: Utiliza la técnica adecuada para cada ejercicio. Busca orientación profesional si eres nuevo a ciertos movimientos para asegurar una forma correcta que evite lesiones.
- Listen to your body: Si experimentas dolor, parpadea o fatiga durante el entrenamiento, detente y descansa. Ignorar las señales de tu cuerpo aumenta el riesgo de daños musculares.
- Nutrición balanceada: Una dieta rica en proteínas, carbohidratos complejos y omega-3 ayuda al organismo a reparar los tejidos musculares y favorece la recuperación.
Mantener estos puntos en cuenta te ayudará a prevenir la rabdomiólisis y disfrutar de una larga vida activa y saludable.
Recomendaciones para el ejercicio
Aquí tienes algunas recomendaciones generales para hacer ejercicio de forma segura y eficiente:
1. Establece metas realistas:
No intentes hacer demasiado, demasiado pronto. Comienza con objetivos pequeños y aumenta gradualmente la intensidad y duración de tus rutinas a medida que mejoras tu condición física.
2. Encuentra algo que disfrutes: Si no te gusta lo que haces, es menos probable que sigas haciéndolo. Experimenta con diferentes tipos de ejercicio hasta encontrar una actividad que te motive.
3. Escucha a tu cuerpo: Aprende a diferenciar entre el esfuerzo saludable que te hace sentir cansado y un dolor que implica daño. Descansa cuando lo necesites y no ignores las señales de fatiga o molestia.
4. Calienta antes de cada sesión: Un calentamiento suave durante 5-10 minutos preparando tus músculos para el ejercicio es esencial para prevenir lesiones.
5. Combina cardio y entrenamiento de fuerza: El ejercicio cardiovascular te ayuda a mantener un corazón sano, mientras que el entrenamiento de fuerza fortalece los huesos, las articulaciones y los músculos.
6. Variedad en tu rutina: Realizar diferentes tipos de actividad física evita la monotonía y trabaja diferentes grupos musculares para un desarrollo completo.
7. Descanso adecuado: El descanso es crucial para permitir a tus músculos recuperarse y crecer. Intenta dormir al menos 7-8 horas por noche.
8. Consulta con tu médico: Si tienes alguna condición médica preexistente, consulta con tu médico antes de iniciar cualquier programa de ejercicios.
9. Manténtener una actitud positiva: Celebrar tus logros, grandes y pequeños, es importante para mantener la motivación a largo plazo.
Recuerda que la constancia es clave! Intenta hacer ejercicio con regularidad, incluso si son sesiones cortas, será mejor que nada.
Conclusión
La rabdomiólisis puede ser una condición seria si se ignora, pero comprendiendo sus causas, síntomas y riesgos potenciales, puedes tomar medidas preventivas para proteger tu salud. Recuerda: un calentamiento adecuado, una progresión gradual en tu entrenamiento e hidratación constante son claves para evitarla. Y aunque hacer ejercicio es fundamental para la salud, siempre escucha a tu cuerpo y busca atención médica si experimentas dolor inusual o signos de deshidratación o fatiga extrema.
Manténte activo, pero hazlo con seguridad.