El acto de correr es una danza compleja entre equilibrio, fuerza y coordinación. Si bien puede parecer un movimiento simple a simple vista, esconde una serie de fases perfectamente sincronizadas que definen nuestra eficiencia y comodidad al trotar. Entender estas fases de la carrera no solo nos permite analizar nuestro estilo individual, sino también identificar áreas para mejorarlo y prevenir lesiones.
Este artículo se adentra en los cuatro pasos esenciales que componen cada ciclo de carrera: la fase de impacto, la de amortiguación, la de impulso y finalmente, la de vuelo. A través de una explicación detallada de cada etapa, descubriremos cómo trabajan juntas para transformar el simple deseo de avanzar en un movimiento fluido y veloz.
Fase de Impacto
La fase de impacto, también conocida como fase de aterrizaje, marca el inicio del ciclo de la carrera. En este preciso momento, el pie conecta con el suelo, llevando la fuerza del cuerpo hacia abajo.
El calcetín, que actúa como amortiguador inicial, absorbe gran parte del impacto. A continuación, esta energía se traslada a la planta del pie, donde los huesos metatarsianos y falanges trabajan en conjunto para distribuir la carga de forma eficiente. La rodilla flexiona ligeramente para absorber más energía, preparando el cuerpo para la fase siguiente.
La velocidad a la que aterrizamos y la posición del centro de gravedad durante este impacto influyen directamente en su intensidad. Un aterrizaje demasiado duro puede provocar tensiones innecesarias en las articulaciones, mientras que un aterrizaje suave permite una transición más eficiente hacia la fase siguiente.
Fase de Amortiguación o Apoyo
La fase de amortiguación o apoyo es una etapa crucial donde el cuerpo se ajusta y se prepara para el impulso hacia adelante. Es cuando el pie, tras el impacto inicial, empieza a distribuir la energía generada con eficacia hacia las diferentes áreas del músculo y tejido conectivo.
En esta fase, los tendones de la planta del pie, como el tendón de Aquiles, juegan un papel vital: absorben la energía restante del impacto y ayudan a mantener la estabilidad del pie.
Existen diferentes tipos de pisadas, la supinación (el pie se gira hacia adentro) y la pronación (el pie se gira hacia afuera). Una buena amortiguación permite que el cuerpo se adapte a nuestras características individuales, minimizando el esfuerzo en las articulaciones y maximizando la eficiencia del movimiento.
Fase de Impulso o Despegue
La fase de impulso, también conocida como despegue, es donde el pie empuja hacia adelante para propulsar al cuerpo hacia delante.
En esta etapa, los músculos de la pantorrilla y las piernas trabajan en conjunto para generar un movimiento ascendente que se traduce en una elevación del centro de gravedad. El punto de apoyo se desplaza a la punta del pie, concentrando el área de fuerza en el metatarso, la zona con mayor densidad ósea y muscular.
El empuje se produce gracias a la elasticidad de los tendones almacenada en las fases de la carrera anteriores, que se liberan en un rápido y coordinado movimiento. Un buen impulso nos permite alcanzar una velocidad más alta y recorrer distancias mayores con menor gasto energético.
Fase de Vuelo o Recuperación
La fase de vuelo, también llamada de recuperación es el momento donde el pie está completamente suspendido en el aire, sin contacto con el suelo.
Es crucial comprender que durante esta etapa, aunque pareciera estar inactiva, el cuerpo sigue trabajando para prepararnos para el aterrizaje del siguiente ciclo. Los músculos se relajan y se estiran ligeramente, aprovechando la falta de gravedad para preparar las articulaciones para el próximo impacto.
La postura y la longitud del vuelo influyen en nuestro rendimiento. Una buena extensión de la fase de impulso nos permite alcanzar un vuelo más largo y eficiente, reduciendo el tiempo que nuestras extremidades pasan en contacto con el suelo entre ciclos.
Conclusión
Las fases de la carrera son la base de cada paso que damos. Cada una desempeña un papel vital en el proceso del movimiento y su eficiencia, desde el impacto inicial hasta el despegue hacia adelante.
Es importante comprender estas etapas para optimizar nuestro rendimiento, prevenir lesiones y disfrutar al máximo del acto simple pero complejo de correr. Observar con atención nuestra técnica, analizar cada fase individualmente y trabajar en áreas que necesiten mejorar nos permitirá convertirnos en corredores más eficientes, rápidos y sobre todo, más saludables.
Las recomendaciones de profesionales como fisioterapeutas y entrenadores deportivos pueden ser de gran ayuda para identificar las dificultades específicas y diseñar un plan personalizado para potenciar nuestras capacidades.
Fase de impacto

La fase de impacto, también conocida como fase de aterrizaje, marca el inicio del ciclo de la carrera. En este preciso momento, el pie conecta con el suelo, llevando la fuerza del cuerpo hacia abajo.
El calcetín, que actúa como amortiguador inicial, absorbe gran parte del impacto. A continuación, esta energía se traslada a la planta del pie, donde los huesos metatarsianos y falanges trabajan en conjunto para distribuir la carga de forma eficiente. La rodilla flexiona ligeramente para absorber más energía, preparando el cuerpo para la fase siguiente.
El momento del impacto es crucial para evitar lesiones. Un aterrizaje demasiado duro puede provocar tensiones innecesarias en las articulaciones, mientras que un aterrizaje suave permite una transición más eficiente hacia la fase de amortiguación. La posición del centro de gravedad durante este impacto también influye en su intensidad. Una correcta alineación corporal ayuda a absorber el impacto de manera más efectiva y reduce el riesgo de sobrecarga en las articulaciones.
Fase de Amortiguación o Apoyo
La fase de amortiguación o apoyo es una etapa crucial donde el cuerpo se ajusta y se prepara para el impulso hacia adelante. Es cuando el pie, tras el impacto inicial, empieza a distribuir la energía generada con eficacia hacia las diferentes áreas del músculo y tejido conectivo.
En esta fase, los tendones de la planta del pie, como el tendón de Aquiles, juegan un papel vital: absorben la energía restante del impacto y ayudan a mantener la estabilidad del pie.
Existen diferentes tipos de pisadas, la supinación (el pie se gira hacia adentro) y la pronación (el pie se gira hacia afuera). Una buena amortiguación permite que el cuerpo se adapte a nuestras características individuales, minimizando el esfuerzo en las articulaciones y maximizando la eficiencia del movimiento.
La amortiguación también juega un papel importante en la prevención de lesiones. Un buen apoyo del pie durante esta fase ayuda a absorber los impactos y reducir la tensión en las articulaciones.
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Fase de Impulso o Despegue
Fase de amortiguación

Este escenario es fundamental para una carrera eficiente.
En la fase de amortiguación , el cuerpo se prepara para generar poder y propulsión. Después del impacto inicial, el pie comienza a repartir la energía absorbida hacia diferentes estructuras musculares y tendinosas. El objetivo principal es crear un movimiento suave y controlado que prepare el cuerpo para el siguiente paso.
Aquí los músculos del pie y la pierna trabajan en sinergia:
* Los músculos de la pantorrilla, como el sóleo y el gastrocnomio, se relajan ligeramente luego del impacto inicial. La flexión plantar, el movimiento que lleva solo la punta a tocar el suelo primero, se inicia aquí; se utiliza para ajustar la posición del pie para impulsarse hacia adelante.
* Los músculos de la planta del pie, como los músculos interóseos y transversales, contraen para apoyar la estructura del arco plantar y estabilizar la base del movimiento. Este soporte contribuye al balance durante la transición hacia el impulso.
* Los tendones, especialmente el Aquiles, actúan como resortes que almacenan energía elástica durante esta fase. Esta energía potencial almacenada será clave para generar la propulsión en la siguiente fase.
La fase de amortiguación influye directamente en nuestra capacidad para correr con eficacia: un apoyo inadecuado puede generar tensión y cansancio prematuro, aumentando el riesgo de lesiones a largo plazo. El cuerpo busca una postura neutral que distribuya el peso uniformemente durante este paso crucial.
Fase de impulso
En la fase de impulso, el pie se convierte en un potente disparador. Se realiza una transferencia eficiente de energía almacenada durante las fases previas para propulsar al cuerpo hacia adelante, elevando el centro de gravedad fuera del suelo.
Esta fase dura un corto periodo, pero es crucial para alcanzar velocidad y eficiencia en la carrera:
- Salida rápida: Los músculos de la pantorrilla contran con fuerza (plantarflexión), impulsándose hacia arriba y hacia atrás, activando el poder elástico del tendón de Aquiles y generando una propulsión potente.
- Posición clave: La energía se transferirá desde los calf-muscles hacia la parte anterior del musculo, como el cuadríceps y bíceps femoral. el centro de gravedad se eleva rápidamente para maximizar la altura e impulsión.
La fase de impulso no solo es fuerza bruta:
- Equilibrio: La posición del cuerpo juega un papel clave. Un correcto alineamiento pelvis-columna vertebral y piernas mantiene el equilibrio durante el movimiento aéreos que vendrá después.
- Longitud del impulso: El ángulo de flexion de la rodilla y la longitud de arco en el pie influyen en la distancia y la aceleración generadors Durante esta fase, el cuerpo busca un equilibrio entre potencia y control.
- Preparando el siguiente paso: La fase de impulso termina justo antes del primer toque del pie en el suelo, asegurando una transición suave hacia la próxima fase de impacto.
La combinación perfecta de fuerza muscular, alineación corporal y transferencia eficiente de energía define este fase crucial para una carrera veloz y eficiente.
Fase de vuelo
La fase de vuelo es el momento que marca la diferencia entre caminar y correr. Es un breve instante aéreo donde el cuerpo se eleva del suelo, impulsado por la energía generada en la fase de impulsión.
Este es un periodo dinámico:
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Aumento de altitud: La pierna que impulsó el movimiento ahora se estira hacia adelante durante este momento, mientras que la otra pierna busca estabilidad y prepara su propio impulso. El cuerpo alcanza su punto más alto al final del movimiento de flexión de una la pierna, antes de empezar la bajada hacia la fase de impacto.
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Efecto centrífugo: La fuerza generada por el cuerpo durante el impulso genera un efecto centrifugado que eleva el centro de gravedad.
Este momento es crucial para mantener el equilibrio y proyectar la energía correctamente hacia adelante.
La fase de vuelo es una transición rápida:
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Relajación muscular: Durante este periodo, los músculos trabajan con menos tensión para minimizar el gasto energético. La fase se compone de la máxima extención de la pierna tras la impulsión y la transición hacia la nueva fase de impacto del otro pie del cuerpo
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Preparando el aterrizaje: Mientras se eleva en el aire, el cuerpo comienza a prepararse para el próximo impacto. Los músculos del pie y las piernas trabajan para ajustar la postura y preparar el cuerpo para absorbe la próxima fuerza.
Esta brevísima fase es esencial para obtener una dinámica de carrera más eficiente, alcanzando velocidades mayores con cada ciclo de movimiento.
Conclusión
La carrera humana es un complejo ciclo coordinado de fases que trabajan en armonía para potenciar la eficiencia y el movimiento.
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Impacto: El punto inicial donde se transfiere energía del suelo al cuerpo, requiriendo una amortiguación adecuada para proteger las articulaciones.
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Amortiguación: Esta fase optimiza la distribución de la fuerza absorbida durante el impacto, preparando la transferencia de energía hacia el impulso.
- Impulso: La fase donde se transfiere la energía interna al movimiento exterior. Es el punto crucial para generar velocidad y potencia.
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Vuelo: Un instante aéreo con un mínimo gasto energético, permitiendo preparar el aterrizaje del pie en el suelo.
Cada fase es crucial para una carrera eficiente y sin lesiones.
La sincronización precisa de estas fases, la alineación corporal y el desarrollo muscular adecuado son factores clave para alcanzar el máximo rendimiento en el camino hacia las metas. La comprensión profunda de cada fase permite un entrenamiento más consciente y efectivo, llevándonos a una mejor ejecución del acto de correr. -